Cuando Dios te da una Palabra del Año

Fe

Hace años que deje de hacer resoluciones de Año Nuevo. Me desanimaba una y otra vez cuando llegaban los días 5, 9, o 12 y ya me había fallado en cualquier objetivo que tenía. Todavía me fijo metas, solo que no necesariamente espero hasta el primero de Enero para cumplirlas. Sin embargo, antes de que llegue el 1 de enero, he estado haciendo algo diferente. Algo de lo que quizás hayas oído hablar antes: elegir una palabra del año. Este año estuve segura de que mi palabra iba a ser: consistencia. Es algo por lo que he estado orando desde hace un tiempo. Ser más consistente en mi relación con Dios, mi matrimonio, maternidad, con mis amistades, en mi salud, etc. Pero mientras oraba más y más sobre esta palabra, sentí que el Señor me empujaba en una dirección diferente.

“Quiero que busques la lentitud”, lo sentí susurrar a mi corazón.

Lo sentí diciéndome que pusiera menos cosas en mi calendario y tuviera más días de quietud. Para aquellos de ustedes que me conocen, saben que nunca he sido realmente bueno en eso. A veces me ha costado tomar un momento para mí y, si lo hacía, siempre me sentía culpable. Siempre sentí que podía estar haciendo algo más productivo con mi tiempo. Pero el Señor me ha estado enseñando la belleza que se encuentra en los momentos lentos.

Una autora de la que me enteré el año pasado llamada Nicole Zasowski tiene algo que ella llama "saborear". Es donde se sumerge en un momento al volverse consciente de todos sus sentidos. He estado haciendo esto mucho últimamente con mi hija que pronto cumplirá 2 años. En los momentos en que ella corre y me abraza, cierro los ojos y trato de captar los olores. Tomó el olor de su cabello rizado, la sensación de su cálido abrazo, los sonidos en la habitación, todas las cosas para que luego pueda recordar ese momento.

Otra forma en que he estado persiguiendo la lentitud es evitando tomar atajos. A mi hija le encanta subir las escaleras y contar lentamente de 1 a 3 en español. Solía ​​simplemente agarrarla y subirla cargada para que pudiéramos subir las escaleras más rápido. Ahora he estado subiendo las escaleras lentamente como ella y contando en voz alta con ella. Llegará un momento en el que ella ya no contará para subir las escaleras y quiero disfrutar estos momentos mientras duren.

Imagínese si Jesús siempre hubiera tenido prisa mientras caminaba por esta tierra. Hubiera habido tantas oportunidades perdidas. Quizás Él nunca hubiera ido a la casa de Zaqueo, nunca se hubiera tomado el tiempo de curar a las mujeres con el flujo de sangre o simplemente nunca se hubiera sentado a disfrutar de una comida con sus discípulos. Jesús encarnó lo que significa estar en el momento y buscar la lentitud para que podamos disfrutar mejor de las bendiciones que nos rodean.

Espero compartir más sobre lo que estoy aprendiendo sobre la lentitud.

Háblame de ti, ¿tienes una palabra del año?

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