Muestrale a tus hijos tus imperfecciones
Alguien me dijo recientemente que está bien mostrar mis momentos difíciles a mi hija. “Si no le muestras tus imperfecciones, crecerá creyendo que necesita ser perfecta todo el tiempo”. Poco me di cuenta de que le estaba mostrando a mi hija de un año solo los momentos buenos y más organizados de mi vida. Sí, me ha visto cansada, sí, me ha visto frustrada, pero si me doy cuenta que me está observando, me compongo rápidamente. Quería que siempre viera a mamá feliz cuando ella está cerca porque sé que puede sentir cuando algo anda mal. Los bebés sienten nuestras emociones tan profundamente, incluso si aún no saben cuáles el motivo de esas emociones. La única vez que me vio llorar, tenía una mirada muy perpleja en su rostro e inmediatamente se me acercó y me dio un beso. Convirtió mis lágrimas de tristeza en lágrimas de felicidad en solo segundos. Pensé Dios mío, no te merezco. ¡Tengo que ser mejor madre! Sin saberlo, me estaba presionando a mí misma para mostrarle una mama de fantasía feliz. Así que hice una promesa para mí y para ella. Una promesa para mostrarle mis debilidades, para mostrarle cuando estoy molesta sin desquitarme con ella, para mostrarle los tiempos difíciles así como las victorias. Para mostrarle que ser humano se trata de cometer errores, pero también para mostrarle que lo mejor de todo es que incluso en los días malos, Dios sigue siendo un Dios bueno.